Su vida está inevitablemente ligada a una de las formaciones legendarias del Rock americano: Fleetwood Mac. Fue el guitarrista del mítico grupo, pero este canadiense también quiso probar suerte como arreglista y productor y tuvo su momento de gloria.
Fue tras abandonar el grupo a comienzos de los 80 cuando publicó este "Law And Order", su debut en solitario, donde intentó fusionar el Rock clásico con nuevos sonidos de la mano de instrumentación exótica y efectos vocales e instrumentales.
Este trabajo es a mi parecer un disco a medio hacer, aunque con algunas canciones sobresalientes, empezando por el éxito "Trouble" que aún hoy me sigue gustando escuchar de vez en cuando. También es muy recomendable "Shadow Of The West", muy al estilo de Paul McCartney en solitario.
En definitiva, un álbum casi perdido de uno de los músicos brillantes de las últimas décadas que nos regaló piezas tan buenas como esta...
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