No me sorprende, porque considero que han sido varios los errores de este macroconcierto en nuestro país: el primero, el cartel, que ha estado bailando hasta prácticamente el momento de empezar.
Además, salvo algunos casos excepcionales, la mayoría ya han pasado por nuestras tierras en otras ocasiones y a un precio mucho más atractivo que en "Rock In Rio".
Y es que, en un país como este, parece impensable el hecho de no poner a la venta un pase para todos los días del festival. Ésa es otra de las claves que ha hecho que el público se echara para atrás. En plena época donde hay que apretarse el cinturón... el ocio es el principal afectado: ¿Por qué se empeñan en justificar la pérdida de recaudación en la venta de música machacando el bolsillo de los que disfrutamos con los directos?
Un ejemplo: ir a ver a Jamiroquai este viernes cuesta 69 euros por cabeza; y eso, aunque el resto del cartel no te interese. 2 personas son 138 euros; si le sumamos el aparcamiento son 18 euros más.
Además, al pasarte varias horas allí, comer y beber no sale tampoco barato.
Total que cualquier pareja se deja más de 150 euros. Así que si empiezo a sumar lo que me costaría un Dvd en directo de Jamiroquai, otro de Neil Young, incluso de Stereophonics o Jack Johnson... Me da para comprarlos y me sobra dinero.
Y eso, que en cuanto a montaje, espectáculo, promoción y organización no tengo nada que decir; creo que han aprobado con nota. Pero el negocio obligaba de alguna forma a que fuera así.
Como dice Julián Ruiz en su página Plásticos y Decibelios, "Son festivales de marcas de cerveza, telefonía, o lo que sea. Todo por la pasta. La esencia de la música, para nada"...
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