Aunque no he seguido al cien por cien la trayectoria de Pink Floyd y después la de alguno de sus integrantes en solitario, tengo que reconocer que este es uno de los discos que más me ha marcado en mi vida.Y sobre todo por esa canción que lo titula y que aún hoy me sigue poniendo la piel de gallina al escucharla... No me cansa y descubro pequeños matices cada vez que le doy al Play y vuelve a sonar.
El disco es el undécimo de los británicos Pink Floyd, que abanderaron el llamado Rock sinfónico, progresivo y experimental. El trabajo es un homenaje a su querido ex-compañero Syd Barrett. Un álbum imprescindible del Rock y de los más vendidos de la formación.
Es curioso pero creo que ni David Gilmour ni Roger Waters volvieron a ser los mismos después de esta canción...Quizás, tú tampoco.
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